lunes, 14 de mayo de 2012

Adrenalina

Volar por los aires y luego caer.
Mirar a derecha e izquierda y gritar de felicidad,
dejando atrás la timidez.
Descubrir un beso en mis labios.
Abrir los ojos y mirarte.
Cerrar los ojos y sacar la lengua.
Cantar en la ducha.
Rodar por el césped.
Deshacer tu cama.
Reírme de ti.
Reírme de mí.
                                                                                                 Sonríe :)
Claix K. Panda

domingo, 13 de mayo de 2012

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Disfruta de los pequeños detalles y podrás apreciar que son más grandes de lo que parecen~

lunes, 7 de mayo de 2012

Waiting for the end

Salta, corre, vuela, siente, grita, escucha música, fúmate la vida, bébetela, saboréala, bésala. Porque la vida está para vivirla. Exprime cada minuto como si fuera el último. Ama y siéntete amado. Disfruta de las pequeñas cosas, pero no olvides las grandes. Viaja al lugar más remoto del mundo. De hecho, viaja por todo el mundo. Recuerda que pronto, mucho antes de lo que esperas, todo acabará. Así que, preparáte para ese momento. No dejes cosas de tu lista sin tachar. Pruébalo todo. No te dejes nada por hacer en el camino. Si tropiezas con una piedra, levántate. Si lo haces con una roca, hazlo de un salto. Lucha con uñas y dientes con todo lo malo que se interponga en tu camino. Libérate, siéntete vivo.
Y jamás te des por vencido.

Sergio W.


No hay esperanza para los cobardes...

Pero es más cobarde el que usa la violencia para conseguir un fin, que el que resuelve los problemas con las palabras.

Sergio W




Eterno instante

Una cerveza que nunca se acaba. Una canción que se para en el momento más inoportuno. El ruido de fondo en un bar, apagado por la fuerza de un beso. Un instante que lo cambiaría todo. Porque, cuando Johanna y aquel misterioso chico de ojos castaños se besaron, nada volvió a ser lo mismo. Johanna no sabía su nombre, pero sí conocía su historia. Sabía que sus padres habían muerto cuando tenía catorce años. Sabía que había escapado de casa de sus tíos a los dieciséis y que volvió dos años más tarde. Pero no sabía su nombre. Quizás fue el azar, posiblemente, el destino, pero, aquella noche, la vida de Johanna cambió para siempre.

Sergio W





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