¿Aún no leíste el Capítulo Uno? Aquí lo tienes.
Entre los barcos de papel y los saltos de los niños en los charcos se encontraba, escondida, la Muerte.
Estaba triste. Y eso implicaría muchas cosas en un futuro próximo.
La Muerte solo había cuestionado su trabajo una vez hacía ya sesenta y cinco millones de años.
Había acabado, en un abrir y cerrar de ojos, con los mayores seres vivos que habían existido en el planeta. Los dinosaurios.
Y la tristeza de la Muerte implicaba una cosa: Lluvia de Sangre.
Solo quedaba una hora para que aquella lluvia que había traído la felicidad a la Tierra se transformara en sangre.
En el tiempo en el que había estado lloviendo, enfermedades crónicas anteriormente sin cura habían sido erradicadas misteriosamente. Nadie había fallecido desde la primera gota que cayó. Ni siquiera insectos y animales.
Y nada había más poderoso que la Muerte. No podía evitarse, y todos en el mundo lo sabían.
Pero la gente empezó a pensar que alguien la había engañado.
Era mentira. La Muerte no había sido concebida para dejarse engañar por nada. Era solo que después de su último encargo, un pobre viejo de noventa y siete años, se había vuelto a disputar su autoridad.
Si ella mataba, ¿quién era el encargado de matarla a ella? Ella quería desaparecer. Había visto tanto dolor y sufrimiento que no entendía que quería vivirlo en sus propios huesos.
¿Podría suicidarse? Nunca lo había intentado, siquiera pensado, por lo que no se le ocurría ninguna forma de morir.
Así que se limitó a esperar. A esperar a la sangre. ¿Y si por dejar de hacer su trabajo la condenaran? Entonces ella sería feliz.
La sangre comenzó a caer. Los niños miraron sus zapatos. El agua que antes los mojaba ahora era sangre, bella y perfecta, desprendiendo su característico olor. De la garganta de los pequeños el terror salió en forma de grito.
Una década de sangre aconteció al mundo. La Muerte seguía en aquella esquina del parque de la ciudad. Entonces la gente no la necesitó para morir. Murieron de asco, de miedo y de soledad. Pronto en la ciudad no quedaron más que cadáveres que no se descomponían debido a la inexistencia de una verdadera muerte. Un silencio estremecedor llenaba el mundo, que helaba a la propia lluvia.
Un día la sangre dejó de caer. La Muerte volvió a su trabajo. Pero los cuerpos siguieron en su sitio. Algunos revivieron, transformados en horribles criaturas inhumanas, Los Horrendos. Los que se crearon a partir de los cuerpos de los humanos tuvieron la capacidad de razonar y de comunicarse. Los que nacieron de los animales... Bueno... Eran temidos por los otros Horrendos.
Y de la nada nacieron nuevos humanos. Nuevos humanos que tuvieron que librar sangrientas batallas contra los horrendos; que tuvieron que aprender a matar antes que hablar. Que se escondían en el interior de un amor que no conocían. Humanos tales como Edgar y Zoe, que tuvieron que vivir en un Mundo Muerto, de cielo negro y agua roja. De lágrimas de sangre, como consecuencia de aquella lluvia que duró diez años.
CONTINUARÁ...
SJ Kitten
Diooooooooox me encanta tio *O* esq esq esq es un pasote xD
ResponderEliminarmás quisiera yo escribir así O.O
Muchas gracias n_n
ResponderEliminarLa historia continua, eh! Creo que hoy escribiré el capítulo 3 ^^